Liderazgo estatal y “mensajeros creíbles” que transforman la realidad de las comunidades

14 de Septiembre de 2020

Fotografía: Mauricio Martinez/ PNUD El Salvador.

Clinton Lacey, director del Departamento de Servicios de Rehabilitación Juvenil (DYRS) de Washington D.C., y Antonio Fernández, fundador de la ONG Grow Up, Grow Out (Crecer, Salir), son dos hombres con historias de vida muy diferentes, pero que durante años han trabajado con un objetivo común: la inserción social de jóvenes ex privados de libertad o en proceso de desestimiento de una pandilla.

Lacey tiene más de 25 años de trabajar en justicia juvenil, reinserción social y servicios post penitenciarios. Fue uno de los arquitectos e impulsores de proyectos innovadores para reducir la tasa de reincidencia en la ciudad de Nueva York. Por su parte, Fernández es consultor del Banco Mundial y uno de los principales actores del proyecto de Mensajero Creíble en la ciudad de D.C. y capacita a interventores de violencia, policías y custodios de centros penales sobre cómo trabajar con jóvenes en su proceso de inserción.

Ambos especialistas fueron los ponentes de la quinta edición del foro “Explorando Caminos”, denominada “Liderazgo estatal y de personas ex privadas de libertad en procesos de desistimiento. Experiencias” y organizada por el Proyecto Pionero en Inserción Social.

Durante el foro, compartieron las experiencias exitosas de políticas públicas en Nueva York y Washington DC (Estados Unidos), en las que se apostó por el trabajo articulado entre el Estado, la comunidad, los distintos sectores y las personas ex privadas de libertad, para impulsar modelos de inserción social enfocados en el empoderamiento y no solamente en la vigilancia y el monitoreo.

Uno de los elementos clave de estas experiencias fue la estrategia de mensajeros creíbles, la cual redujo la reincidencia de jóvenes en un 60% durante sus años de trabajo en Nueva York, explicó Lacey. Los mensajeros creíbles son personas ex privadas de libertad o ex miembros de pandillas que, a partir de un proceso personal y colectivo, se transforman en líderes comunitarios que impulsan, coordinan y articulan proyectos con el Estado y otros sectores, y ayudan a transformar la vida de otros jóvenes.

“Tienen la credibilidad dentro de sus comunidades porque son parte de ella; tienen experiencia creíble porque han estado privados de libertad, han sido parte de las pandillas o de actividades ilegales, pero lo han superado y han adoptado una nueva identidad y pueden apoyar a la comunidad a aprender y estar en paz”, enfatiza Clinton Lacey.

En las experiencias innovadoras compartidas durante el foro, los mensajeros creíbles fueron parte de modelos de inserción social impulsados desde el Estado y desde la sociedad. Esto conllevó una transformación de las instituciones y de sus estrategias, así como de las comunidades.

“Transformamos la vida de los jóvenes, la vida de los mensajeros creíbles; pero también nuestra identidad como agencias de servicios ha cambiado y nuestro sistema de valores”, detalló Lacey. Se trabaja articuladamente en construir condiciones para la inserción social y, al mismo tiempo, se hace “un esfuerzo colaborativo para traer paz a la comunidad”, agregó.

“Implementamos nuevos enfoques para lograr nuevas interacciones …. Nos enfocamos ya no solo en monitoreo y supervisión de las personas en rehabilitación, sino en su empoderamiento, en proporcionarles recursos, oportunidades, herramientas para tomar mejores decisiones y darle la oportunidad de hacer algo distinto”, explicó.

El personal de los servicios de rehabilitación dejó los escritorios para ir a trabajar al territorio. Al mismo tiempo, las personas de las comunidades y los mensajeros creíbles empezaron a tener las puertas abiertas en las oficinas, se buscó involucrarlos en las decisiones y proyectos que impactaban su vida.

“A veces se le llama a este enfoque ´suave´ o ´débil´; pero no. Queremos ser inteligentes y eficaces en encontrar soluciones. Estamos demostrando que esta es una forma eficaz de hacer el trabajo. Estamos creando una nueva narrativa, nuevas formas de hablar de estos temas”, enfatizó Lacey.

Al cierre de esta sesión, la coordinadora del Proyecto Pionero en Inserción Social, Lissette Miranda, concluyó que estos procesos requieren de liderazgo político, una comunidad que participa y se organiza para dar oportunidades a las y los jóvenes, y el compromiso de los jóvenes mismos.

“Agradecemos a los panelistas por compartir su conocimiento y experiencias. Desde el Gobierno, estamos construyendo un nuevo abordaje y luchando por hacer cada día mejor las cosas para crear oportunidades verdaderas para los jóvenes que han estado en conflicto con la ley”, dijo Luis González de la Dirección General de Centros Penales. “A través de estos talleres que está impulsando las Naciones Unidas y el proyecto Pionero, vamos a ir encontrando nuevos modelos”, agregó.

 “Explorando Caminos” es una iniciativa impulsada por el Proyecto Pionero en Inserción Social, implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Este proyecto se implementa en asocio con la Dirección de Reconstrucción del Tejido Social, la Dirección General de Centros Penales, el Instituto Salvadoreño de la Niñez y la Adolescencia y el Ministerio de Educación.

En coincidencia con los esfuerzos del Proyecto Pionero en Inserción Social, el Banco Mundial contribuye como socio clave, en el marco de la asistencia técnica brindada a la Dirección de Reconstrucción del Tejido Social y la Dirección General de Centros Penales.